¿Paz dentro de su propia piel?

Hoy pasé unas cuantas horas tranquilas con mi hijo de 8 años en el agua, maravillado de lo cómodo y juguetón que era. Su sentido de paz, de paso, de no necesitar, trajo tranquilidad a esta madre-corazón agitada. Ese corazón tan ocupado con intervenciones, que se supone está equilibrado entre dos mundos opuestos: La mitad haciendo todo lo posible por ayudarlo y la otra mitad aceptándolo tal y como es, en el momento. Para Juan.

Me caigo a menudo de mi segundo Cielo --- esa mitad de mi corazón en paz con él como él está en su propia piel, convirtiéndose en Juan.

Él no es siempre tan tranquilo, tranquilo, lleno de alegría simple. ¿Es porque estoy persiguiendo algo que no debería?

¿Cómo enseñamos a nuestros niños que luchan para estar en paz dentro de sí mismos? Para encontrar y mantener esa armonía interior, para estar en equilibrio suficiente cuando viene ese desaire social. ¿Para no afligirse por esa invitación del partido no entregada? ¿Para no necesitar, para no ser necesitado?

Tranquilo en su propia piel.

Para Juan, por supuesto, empezaría por mí.

¿Qué tipo de ejemplo ofrezco? ¿Qué me perdí?

A veces soy María cuando debería ser Marta.

A veces, al contrario.

"No te preocupes que los niños nunca te escuchen; Preocuparse de que siempre te están mirando. "
- Robert Fulghum ("Todo lo que necesitaba saber, aprendí en kindergarten")

La paz sea con nosotros,

Gayle